Apoyar el capital materno podría beneficiar a los niños
Por Ming-Cheng Lo, UC Davis
En EE.UU., inmigrantes de bajos recursos son desproporcionalmente excluidos de servicios sociales. Aún los que obtienen acceso formal muchas veces tienen que enfrentarse con barreras informales. Yo entrevisté madres mexicanas inmigrantes de bajos recursos con conocimiento limitado de inglés para entender las barreras informales en ambientes escolares y de salud mientras abogaban para sus hijos. Encuentro que madres son lo más eficaz en un ambiente menos burocratizado y cuando el personal reconoce que las madres se interesan y entienden a sus hijos.
Inmigrantes en EE.UU. tienen acceso limitado a servicios sociales, mayormente por exclusión estatuario escritas en pólizas de acceso. Aún en instituciones con pólizas de inclusión y misiones orientadas al servicio, inmigrantes se enfrentan con marginalización. Esto podría ocurrir por su falta de capital cultural, es decir los recursos culturales informales necesarios para navegar instituciones, tales como conocer como funciona el sistema, donde buscar ayuda y, quizás lo más importante, conducirse en un estilo que demuestra al personal que son informadas, participarías y merecedores de respeto.
Datos Claves
- Madres inmigrantes encuentran que es confuso, difícil, y complicado navegar instituciones de servicios sociales mientras abogan para sus hijos.
- Una alianza de madres y profesionales permitiría a estas madres recibir respeto y repuestas de profesiones de escuelas y de salud y contribuir activamente a los resultados de la escuela y la salud de sus hijos.
- Una burocracia simple y localizada, comunicación que valúa profesionales y madres como socios, y el reconocimiento que inmigrantes no solo son receptores de servicios pero también contribuidores o socios ayudaría a mejorar la educación y el cuidado de sus hijos.
Estudios[1] encuentran que la capital cultural, típicamente adquirida por la socialización de largo plazo en familias estadounidenses de la clase media y de educación superior, es difícil adquirir para inmigrantes de bajos recursos. Con poca capital cultural, aún en las pocas instituciones de servicios sociales donde ellos y sus hijos tienen acceso, inmigrantes de bajos recursos luchan con barreras informales que incluyen formularios complejos y otros pasos burocráticos que parecen indescifrables y personales que parecen inabordables y desdeñosos.
Mi nuevo estudio encuentra que el ambiente institucional juega un papel importante en como madres inmigrantes de bajos recursos pueden enfrentarse mejor con estas barreras informales. Ciertas características institucionales promueven a madres inmigrantes usar su interés y entendimiento de sus hijos, que yo llamo “capital materno,” para mejorar el desenlace de la educación y salud de sus hijos. Otras características institucionales hacen lo contrario.
Entrevistas con madres inmigrantes
Yo comparé la experiencia de un grupo de madres mexicanas inmigrantes de bajos recursos dentro de dos ambientes: en escuelas y en centros de salud. Como parte de la red de protección social de Estados Unidos, K-12 escuelas públicas y ciertos tipos de servicios de salud[2] son dos de las pocas instituciones que son accesibles a los hijos de inmigrantes de bajos recursos.
Todas las 25 entrevistadas nacidas en México tenían conocimientos limitado del inglés y vivían en una área metropolitana de el norte de California. La mayoría de las entrevistadas (19) eran inmigrantes indocumentadas y eran todas de un nivel socioeconómico bajo. Sus experiencias no describen las circunstancias de madres inmigrantes perjudicadas en todos los ambientes escolares y de salud, pero si ilustran ejemplos de los desafíos que estas madres pueden enfrentar y unas soluciones posibles.
Alianzas crecientes en escuelas
En las escuelas de sus hijos, las madres sentían que sus metas eran fáciles de alcanzar cuando colaboraban con las maestras. Las características institucionales de las escuelas como; una burocracia bien coordinada, relaciones interactivas entre las maestras y la visión dominante de que las madres son colaboradoras activas; crearon un ambiente que las valoró como madres.
Felicia[3] describió como las maestras respetaron su contribución como madre y su conocimiento íntimo de las personalidades de sus hijos. Ella recordó que cuando la maestra de segundo grado le preguntó de cómo abordar la excesiva timidez de su hija: “Yo le di unas ideas y yo note que [mis ideas] funcionaron [para mi hija] y para otros niños también.”
Perla se sintió cargada por su capital cultural limitado al punto de que, “No quiero decir nada porque tengo miedo de lo que digo no va salir bien…aún cuando me hablan en español.” Para Perla, la consejera de su hija en la secundaria le animó a asistir una conferencia de padre y profesor cuando las notas de su hija bajaron. Perla estaba gratamente sorprendida de como interactuó bien con los profesores y ofreció sugerencias útiles.
Aunque la mayoría de padres latinos firmemente valúan la educación de sus hijos, muchos se sientan inadecuados o vergonzosos de interactuar con maestros por la falta de su propio rendimiento educativo o por el desconocimiento del sistema. Estos ejemplos de una alianza con las madres y los maestros apuntan como personal institucional pueden ayudar a madres latinas traducir su capital materno en los términos de los maestros para recibir respeto y respuestas.
Negociaciones en servicios médicos
En centros de salud, estas madres se enfrentaron con un ambiente institucional con una burocracia médica compleja y confusa, relaciones jerárquicas entre doctores y pacientes, y una visión dominante de que madres latinas son clientes ignorantes en vez de colaboradores de la salud de sus hijos. El ambiente exacerbó la falta de capital cultural comúnmente experimentados por clientes que son inmigrantes o de bajos recursos. Este ambiente también dificulta usar efectivamente el capital materno.
Delfina recordó, que cuando aplicaba para Medi-Cal para su hija, sus trabajadores sociales “hablan español pero nunca me regresan la llamada… si vas personalmente, nunca puedes reunirse con ellos…”. Eventualmente Delfina fue a la oficina y esperó horas hasta que la atendió.
Norma recuerda que cuando su hijo estaba en la unidad de cuidado intensivo por una lesión cerebral grave, ella notó una infección y le dijo a la enfermera. Le dijeron repetidamente: “No es nada, está bien.” Antes de que el hospital le dieran el alto para irse, ella confrontó a los doctores: “No lo has notado, pero yo sí. Las puntadas aquí están llenas de pus.” El personal del hospital finalmente la tomó en cuenta y encontraron una infección grave.
Mientras la mitad de las madres compartieron experiencias similares de exitosos pero arduas confrontaciones en ambientes médicas, la otra mitad reportó que sus esfuerzos de negociación fueron bloqueados antes de recibir el resultado deseado. Aún si servicios de interpretación eran accesibles, las madres aún se sentían discapacitadas por estas barreras informales.
Empoderando a todas las madres
La manera en que instituciones apoyan a madres y familias mexicanas inmigrantes en abogar para sus hijos es importante, porque estos niños son el futuro de EE.UU. Los Hispanos son el grupo más grande en EE.UU. (16% según el 2010 censo).
El ambiente institucional importa. Esta conclusión debe contribuir a discusiones de política. Incrementar el entendimiento del personal de la cultura de los inmigrantes importa, pero discusiones de política se pueden beneficiar de enfocar fuerte en reformar características institucionales que ponen a los inmigrantes en una desventaja por amplificar sus faltas de capital cultural.
Características institucionales concretas pueden ayudar a madres movilizar su “capital materno,” es decir cuánto se interesan y entienden a sus hijos, para mejorar el desenlace de la educación y salud de sus hijos. Estas características institucionales incluyen una burocracia simple y localizada y el reconocimiento que inmigrantes no solo son receptores de servicios pero también pueden ser contribuidores o socios en el cuidado de sus hijos.
Ming-Cheng Lo es una profesora de sociología en UC Davis.
[1] Vea al: Anspach, Renée R. 1993. Deciding Who Lives: Fateful Choices in The Intensive-Care Nursery. UC Press; Lareau, Annette. 2011. Unequal Childhoods: Class, Race, and Family Life. UC Press; Shim, Janet K. 2010. “Cultural Health Capital: A Theoretical Approach to Understanding Health Care Interactions and the Dynamics of Unequal Treatment.” Journal of Health and Social Behavior.
[2] Incluyen salas de emergencias financiadas con fondos públicos, y clinicas y hospitales que reciben niños calificados de bajos recursos.
[3] Todos los nombres son seudónimos.